Ahora que nos abandonan (o al menos eso dicen) las ya famosas ciclogénesis, me encuentro oxidado.
Busco un poco de cepillo metálico, y el taladro, y una buena capa de aceite... Y el photoshop.
Comenzamos de cero, como quien recupera a sus hijos desde tiempo, haciendo un borrón y cuenta nueva más nebuloso que nunca.
Ilusiones y positivismo a tope, como si fuera cierto.
No queda otra.
Demostrar lo que se vale.
Siempre.